miércoles, 10 de febrero de 2010

La realidad colombiana como una anti utopía constitucional


La Constitución Colombiana del 91 se desarrolló en medio de un ambiente de violencia y terror. El país, agobiado por la actividad guerrillera del M19 y la actividad de las mafias encontró en la redacción de una nueva Constitución una esperanza de un país mejor. En este sentido, La Constitución se desarrolló desde la perspectiva usada por Mauricio García del “constitucionalismo aspiracional”. Esta visión consiste en percibir la Constitución como una expresión de las ilusiones que tiene la nación de un futuro mejor. Se concibe como un documento fundacional, “a partir del cual se crea la sociedad y se nos conecta con el futuro” (García).


En esta medida, la Constitución se trata de aterrizar a la realidad para que ese futuro se haga real. En el caso de nuestro país, las normas constitucionales, interpretadas a través de la Corte Constitucional, se entienden como las normas jurídicas de mayor jerarquía, y son la base de la validez formal y material de resto del ordenamiento jurídico. A pesar de que en el contenido de la Constitución del 91 se lograron grandes avances en materia de derechos humanos, la realidad del país no corresponde a este avance constitucional. En el caso del desplazamiento forzado, vemos como el conflicto armado obliga a la población a desplazarse a núcleos urbanos donde buscan seguridad. Sin embargo, estos núcleos urbanos también les presentan hostilidad, y deben deambular de un lugar a otro, buscando un trozo de vida digna.


El punto de esta entrada es argumentar que nuestra Constitución no ha sido eficaz en el sentido en que fue pensada hace 19 años. El país no ha avanzado en materia del respeto a los derechos humanos. La guerrilla secuestra y masacra, al igual que las AUC. El Estado se limita en muchas ocasiones a su rol coercitivo, y el bienestar social queda relegado detrás de la lucha armada y de las aspiraciones políticas. Los derechos humanos son violados en una proporción alarmante, y las sanciones presupuestas en las leyes que desarrollan el texto constitucional para estas violaciones no son ejercidas. Muchos de los atentados contra la vida y la dignidad humana, perpetuados tanto por los grupos al margen de la ley como por el mismo Estado quedan en la impunidad. La Corte Constitucional declara constantemente que todo lo que pasa en el país es inconstitucional, y no somos capaces de redirigir la realidad del país para que corresponda al futuro que planteamos en la Constitución. Tal vez tengamos que replantear nuestra visión de la constitución, que en nuestro caso convierta a la realidad en una anti utopía, y nos proporciona pocas herramientas reales para cambiar la realidad jurídica de la nación.


Escrito por: Camilo Andrés Caicedo Calle


Referencias Bibliográficas:


- GARCÍA, MAURICIO: "El derecho como esperanza: constitucionalismo y cambio social en América Latina, con algunas ilustraciones a partir de Colombia"


- RODRÍGUEZ, CESAR: "Mas allá del desplazamiento" Capítulo 1


- CABALLERO, ANTONIO: "Lo constitucional y lo real"


No hay comentarios.:

Publicar un comentario