"El ascenso meteórico de Antanas Mockus en las encuestas, cuya intención de voto se ha multiplicado por cuatro en los últimos dos meses y cuya imagen desfavorable se ha reducido a casi la mitad es el fruto de un movimiento social que se ha ido generando alrededor de los ex alcaldes del Partido Verde.
Los movimientos surgen –como lo explica el analista Álvaro Forero- a partir de un sentimiento de identidad, de un ánimo en contra de algo y de un impulso de seguir, muchas veces más a los seguidores que al líder mismo.
Eso es precisamente lo que ha sucedido con el candidato Verde: los ciudadanos se apropiaron de la campaña de Antanas Mockus y la están haciendo por él" Con estas palabras comienza la sección de lasillavacia sobre lo que se denomina disque la ola verde.
Varias preguntas sobre el artículo y es que, como escéptico que soy a la inofensividad y transparencia de muchos movimientos sociales apoyados por los mass media. Pienso, ¿sería posible como lo fue con Obama (articulo de Cesar Rodriguez del Espectador) un ascenso al poder ejecutivo en un Estado sin el apoyo del cuarto poder?.
Ni respuesta es que no y es que en la portada de hoy del espectador, del tiempo y de muchos otros periodicos y noticieros salens campantes diceindo que "el cambio ha llegado" que está por sentada la posesión de Antanas cmomo presidente de la república.
Que el cambio llego! Pero señores ¿cambio es proponer que se venda el 17 por ciento de Ecopetrol bajo el eufemismo de invertir en ciancia y tecnologia (en el articulo de lasillavacia mencionan un poco esto)?. Es un poco más de lo mismo solo que disfrazadito de ovejita.
Lo que me da tristeza es que a muchos les estan metiendo gato por liebre en este intringulis de la presidencia. Y en serio se están comiendo el cuento de que Mockus simbolizará el cambio.
Un espejo de estos pseudo-cambios es el mismo Obama quien a muchos ya ha defraudado en continuar (e incluso aumentar) el gasto militar de EEUU en Irak (cuando el mismo abogaba todo lo contrario). Así que no creemos un culto hacia Mockus como Carlos Gaviria dice, no perdamos el lado crítico a todos los candidatos sin excepción y disfrutemos esta farsa circense que llamamos democracia.
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